Estrecho de Gibraltar

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Entre dos mundos, entre dos mares, dos religiones, dos realidades. Es el norte y el sur, el este y el oeste. Es Europa y es África.

Catorce kilómetros que unen y separan, escoltados por las imponentes columnas de Hércules. De un lado, Yebel-Musa. (La Mujer Muerta), del otro El Peñón de Gibraltar. Las dos montañas míticas de la mitología griega. El estrecho lleno de historias trágicas, de invasiones y conquistas, lleno de los sueños rotos de la inmigración.

También es una autentica autopista, de barcos cargueros, petroleros de cruceros, surcando sus agitadas aguas, entre el Mare nostrum y el océano de los atlantes.

Las dos orillas, son las dos caras de una misma moneda, como si sus costas se hubiesen desdoblado para conformar un todo, que se ha configurado, esculpido por los vientos de Levante y de Poniente. El mismo clima, el mismo paisaje. De noche, apenas parece un río, con fauna autóctona. Las corrientes, todo lo traen, todo se lo llevan y más tarde lo devuelven a sus playa, también la espuma rasca sus acantilados.